Amanecer Accidentado
Sofía, Paulina, Alana, Rita y Malena son 5 amigas desde chiquitas, pero una elección cambió la vida de una. Estaban en la casa de Sofía, de todas ella era la que tenía más calle.
— Chicas, nos invitaron a una fiesta privada en una quinta, es de Fran, el chico que me gusta, ¿Qué dicen?.
— Ay no se sofí, sabes que mis papás son re estrictos conmigo. No me van a dejar ir.
— Pa Alana, que insoportables que son tus papas, ni salir a bailar te dejan. Igual no tienen porqué enterarse que vas, si se quedan a dormir acá. ¿Ustedes chiscas? ¿Qué dicen?.
— Sii, nosotras vamos – Dijeron las otras chicas – Dale alana, la vamos a pasar re bien.
— No se chicas, miren si se enteran de alguna forma, me da miedo.
Después de 1 hora lograron convencer a Alana de ir a la fiesta, ella no estaba segura de lo que estaba por hacer, tenía un mal presentimiento; encima mentirles a los papás, si ellos se enteran la matan.
La fiesta quedaba en una quinta afuera de las ciudades, las llevaba y traía el papá de Sofía, pero Alana desconfiaba de eso.
Llegan a la 01:00 AM, pero no lucía como si en ese lugar hubiera una fiesta – Sofía esto parece una juntada de amigos más que una fiesta, solo hay 5 chicos y no conocemos a ninguno – dijo Paulina.
— Pero cálmate y disfruta un poco. – mira a Malena – ¿O no que son re buena onda los chicos?
— Sii, son amigos nuestros, cuando los conozcan les van a caer re bien – Respondió Malena.
Las dos chicas fueron eufóricas a saludarlos, Alana, Paulina y Rita se quedaron un poco más atrás de ellas, caminaban con cautela, tenían vergüenza, no conocían a ninguno. Ahora ya no era solo Alana la que tenía un mal presentimiento
— Chicas hicimos mal, volvamos – dijo Rita.
— ¿Cómo? Si nos viene a buscar el papá de Sofía, nos tenemos que quedar.
— No nos vamos a quedar obligadas Pauli, lo que podemos hacer es esperar 2-3 horas y pedirle a Sofí de irnos – Ambas asintieron.
Empezaron a pasar las horas y las chicas comenzaron a pasarla bien: bailaron, jugaron, tomaron, especialmente Paula; los chicos resultaron ser buena onda. Hasta Alana la estaba pasando bien, empezó a coquetear con un chico, Thomas: había muchas risitas, andaban abrazados, se buscaban con la mirada todo el tiempo.
Se estaban por hacer las 04:00 AM, Rita agarró a Alana y le dijo – Ya casi es la hora, yo me quiero ir igual.
— No nos podemos ir, Pauli está muy borracha y Sofí dijo que hasta que no se componga un poco no nos vamos, porque así a su casa no entra. Además la estamos pasando bien, relájate un poco.
— Es que tengo un mal presentimiento, no va a terminar bien esto.
Se hicieron las 06:00 AM, ya todos estaban cansados. Con Paula estando “un poco mejor”, después de vomitar tantas veces, y Sofía, que estaba de mal humor, dijo – Nos vamos, no quiero seguir acá – mira a Paula – Que papelón me hiciste pasar ridícula.
— Sofía cálmate un poco, es tu amiga. Llama a tu papá que nos venga a buscar y nos vamos
— No voy a subir al auto a Paulina así, mira si vomita, pidamos un taxi.
— No nos podes hacer esto, dijiste que tu papá nos venía a buscar, además nos va a salir muy caro un taxi hasta la ciudad
Uno de los chicos, Francisco, dice – Yo las puedo llevar, vine solo en el auto, pero a cuatro.
Una de las chicas quedaba sin poder volver: Sofía fue la primera en decir que iba con Fran, al final era la razón por la que estaban ahí; Paula también iba en el auto, estaba mal y no podía quedarse sola, Rita dijo que iba con ella en los asientos de atrás; Malena fue más rápida que Alana y pidió ir en el auto. Cómo iba a hacer Alana para volverse, no sabía, estaba tan enojada que no podía pensar.
— Yo no voy para ese lado, pero te puedo llevar, ando en moto
— Gracias thomi, pero no voy a andar en moto sin casco, suficiente que ya le menti a mis papás. Además no quiero hacerte desviar
— Fran tiene un casco, se lo pedimos a él y no tengo problema de desviarme por vos
Era la primera vez que iba a andar en moto, primero se sube él y después ella.
— Tenes que agarrarte fuerte, en la ruta tenemos que andar rápido.
Al principio del viaje estaba muy tensa, pero de a poco se fue sintiendo más segura, el se notaba que manejaba motos desde hace mucho. Sentía como el viento pegaba en su cuerpo, el único ruido que se escuchaba era el motor de la moto y de fondo un amanecer de ensueños. Todo parecía una película, no podía ser más perfecto. Hasta que algo tan simple como el resplandor del sol arruino todo: sus rayos encandilaron a Thomas, generandole una ceguera momentánea, cuando pudo acomodar su vista
— ¡CUIDADO!.
La moto se había cruzado al carril contrario y chocó contra un auto que venía. Thomas quedó incrustado en el vidrio delantero del auto y Alana salió disparada para la banquina, en sus últimos segundos antes de quedar inconsciente recuerda ver como le toman las pulsaciones a Thomas y escuchar decir – Hay que sacar a este chico urgente antes de que se nos vaya – y se desploma.
Alana se despierta y lo primero que ve es un techo blanco, no podía hablar ni moverse, en sus ojos se empieza a ver una mirada de desesperación
— Señorita esta en el Sanatorio, tuvo un accidente, tiene fracturas en la mandíbula, costillas y piernas, por eso no puede hablar ni moverse. Cuando ingresó no tenía ninguna identificación, ¿cómo se llama?, en el costado de la cama tiene una pizarra para comunicarse
Alana escribe "¿Qué día y hora es hoy?” – Son las 17:00 del 21 de noviembre, sábado. – vuelve a escribir “¿Thomi?” – Lo siento mucho señorita, pero su novio no sobrevivió, murió en el traslado– Abrió grande los ojos, comenzó a llorar desconsoladamente, su corazón se aceleró, el monitor con el ritmo cardiaco empezó a sonar, Thomas se había muerto por llevarla a ella. Alana tenía un mal presentimiento desde el comienzo, tendría que haberse escuchado y no dejarse llevar por sus amigas. Borro la pizarra y escribió “Me llamo Alana, el teléfono de mi papá es…” sabía que apenas llegaran sus papás iba a estar en grandes problemas, pero el miedo que tenía de lo que le estaba pasando era más grande de lo que le podía llegar a pasar cuando sus papás la vieran.
Los papás entran a la habitación, y al verla se asustan, Alana empieza a llorar otra vez
— HIJA, pero qué te pasó, ¿Dónde estabas? Desapareciste de la casa de tu amiga.
— ¿Quién te hizo esto? Estábamos preocupados con tu mamá
Alana empieza a contarles, por medio de la pizarra, lo que había hecho: la mentira, el viaje al pueblo vecino, la fiesta, el chico, la moto, el choque y la muerte de Thomas. Los papás la miraban con cara de decepción y preocupación
— Como nos vas a mentir así Alana, imaginate si la que moría eras vos, no nos hubiéramos enterado nunca –dijo la mamá
— Mirate como estas, son las consecuencias de una mala elección. ¿Porque te fuiste con alguien que no conocías? Encima en moto, por estas razones con tu mamá nunca te dejamos subir a una.
— Sos consiente que te podría haber pasado cualquier otra cosa
— Estás en grandes problemas cuando salgas de acá – fue lo último que le dijo su papá y se fueron.
Después de 1 mes en el hospital y 2 de rehabilitación la mandaron a un internado de niñas a las afueras de donde vivía: cuando volvía de visita a su ciudad, que era una vez al mes, no la dejaban salir de su casa, sus amigas no sabían nada de ella desde el accidente, solo que esta bien, los papas nunca dejaron que la vean, decían que parte de lo que le sucedió era su culpa por arrastrarla a esa fiesta. Los papás lograron lo que tanto buscaban siendo estrictos: que la esencia de Alana haya dejado de existir.
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